Masturbación, una visión de género/s en tiempos de coronavirus
Deja un comentariomayo 21, 2020 por ofeliaeol
El pasado 7 de mayo se celebró el Día mundial de la Masturbación, fecha elegida desde 1995 para visibilizar esta práctica y poder hablar abiertamente de sus beneficios en la salud. Dicho día fue creado por el fabricante de juguetes sexuales Good Vibrations, huelga decir con qué posibles motivaciones, en homenaje a Joycelyn Elders por atreverse a hablar de un tema tabú.
Joycelyn Elders, pediatra estadounidense y ex secretaria de salud de la administración de Bill Clinton, el 7 de mayo de 1995 durante un acto de celebración por el Día de las Naciones Unidas contra el SIDA sostuvo que la masturbación se debería considerar una práctica sexual que favorecía que las/es/os jóvenes disfrutaran del sexo de manera segura y un arma más de prevención para prevenir el VIH. «Creo que es parte de la sexualidad humana y tal vez debería enseñarse», sostuvo. A Elders esta intervención, junto a sus posturas a favor de la legalización de la droga y la educación sexual en las escuelas, le valió su expulsión de la administración de Clinton. Curioso como poco, señor Bill. También resulta curioso que la exhortación en la que se inspira el día en que celebramos los beneficios de la masturbación fuera en le marco de una jornada dedicada a la lucha contra el VIH y que 35 años después en tiempos de coronavirus vuelva a ser una práctica recomendada para evitar contagios, aquí y acollá. Curioso en tanto que parece que nos acordamos de hablar colectivamente de tan saludable práctica sexual cuando las circunstancias «aprietan» y , mira, no, masturbarse es de lo más saludable pandemia mundial mediante o no.

Nuestra compañera María de la Elena Amor, sexóloga y psicóloga (entre otras muchas cosas terapeuta sexual y de pareja, parte de Afines Sexología y co-fundadora de Poliamor Salamanca) señala entre los beneficios de la masturbación los siguientes:
- Reduce el estrés y mejora estado de ánimo (endorfinas, serotonina, dopamina, oxitocina), efecto analgésico (dolores de regla), refuerza el sistema inmune (cortisol), fortalece el suelo pélvico (previene pérdidas de orina), reduce riesgo de cáncer de próstata.
- Autoconocimiento para nosotras/es/os mismas, autoplacer.
- Autoestima sexual.
- Saber qué nos gusta para poder indicárselo a nuestras relaciones sexuales.
- Mantiene el deseo (lejos del mito de que la masturbación a solas repercute negativamente en las relaciones con otras personas).
- Como práctica en compañía, probabilidad baja de transmisión de infecciones (además de poder molar mucho y ser una alternativa de placer o experimentación conjunta).
La experiencia de Amor en consulta le lleva a afirmar, desde un lenguaje binario (ojalá en otra ocasión poder profundizar en este tema con una visión más amplia e inclusiva), que los hombres cisgénero se masturban más que las mujeres cis; que la mayoría de los hombres cis empiezan hacerlo sobre los 12 años o antes, mientras que en el caso de las mujeres cis suele encontrarse con cuatro perfiles diferentes en relación a la iniciación: infancia, adolescencia más tardía (a partir de los 16 años), después de haber tenido pareja sexual y aquellas que nunca se han masturbado.
María de la Elena Amor insiste en la importancia de no pasar de que la masturbación sea un tema tabú a que sea vista como una obligación, se trata de escucharnos a nosotras/es/os mismas y nuestros deseos. Desde mi punto de vista el poder dialogar sobre estas cuestiones tanto con expertas, como con las amigas o nuestras relaciones sexo-afectivas, nos pone en el camino a ello.
Respecto a la técnica, parece ser que el uso de pornografía se da más en los muchachos cis que en nosotras. Por lo visto las mujeres cis preferimos nuestra fantasía e imaginación, la literatura erótica y/o escenas eróticas de películas o series. Asimismo, ellos habitualmente lo hacen con la mano y las muchachas tiramos bien de almohadas, cojines y roces contra el colchón (siendo la estimulación digamos que más sutil), de vibradores (más directa) o con la mano, aunque Amor señala que algunas mujeres no saben tener orgasmos mediante estimulación manual.
El orgasmo como meta de la masturbación, al igual que en las relaciones sexuales compartidas, nos es otro gran tema como poco a cuestionar y dialogar. Nota mental: existe el placer sexual más allá del orgasmo. No minorizando el gustito que éste da, ni su lugar en el asunto.
Otras cuestiones de las que podemos hablar al abordar la cuestión masturbatoria es cuándo o dónde lo hacemos más (según una encuesta de 2019 hecha por la marca de juguetería erótica Tenga en España: en verano, al final del día y/o en la cama o el baño), así como lo señalado párrafos atrás sobre qué utilizamos para hacerlo, si nos gusta acompañarlo de música (según Tenga más a las mujeres que a los hombres) o quién nos pone, si Brad Pitt, Angelna Jolie o Madonna, y las diferencias según orientación sexual al respecto. Asimismo, ¿vamos más allá de nuestros genitales y a la hora de la masturbación tenemos en cuenta la totalidad de nuestro cuerpo?


Por último, ¿qué pasa con nuestro imaginario y educación sexual? El pasado jueves 14 de mayo dedicamos el encuentro asociativo semanal a dialogar sobre la masturbación con un grupo de diez/doce socias/es/os y el consenso general fue apuntar a la desigualdad de género/s y a una visión negativizadora de la masturbación de forma especial en los contenidos audiovisuales que a todas/es/os nosotras nos han acompañado desde la infancia hasta la actualidad, más allá de la edad. Industria del porno a parte (charco en el que no me voy a zambullir, por clave que sea), en la representación de la masturbación masculina es fácil encontrar el cliché del hombre «normal» heterosexual salido (de American Pie a Torrente y sus pajillas) o del ya enfermo (Shame), así como esas pajas entre colegas «con o sin» carga homo-erótica (mil comillas además de las tecleadas). Encontrar un imaginario a solas o en compañía disfrutón y no «sucio» o «enfermizo» se puede, pero toca rascar más: Y tu mamá también, Élite, Sólo nos queda bailar o Call me by your name y su momento melocotón, así por ejemplo, nos gustan.

Si hacemos el mismo ejercicio con la representación de la masturbación femenina en series y películas, obviando de nuevo el porno, lo que nos encontramos es dicha práctica ligada a la desdicha, la soledad o incluso la locura (de la mítica escena de Cisne Negro a la de Mulholland Drive), incluyéndose en este último punto en nosotras lo de estar salidas como no normal del todo o, sobre todo cuando firmamos nosotras las obras, sin obviar los sentimientos de culpa o de estar fuera de lo corriente que puede generarnos la práctica asidua de la masturbación (Fleabag, Desenfrenadas). Son claras las diferencias, a nivel de representatividad, si las escenas son firmadas por creadoras/es con una mirada de género/s o no, y cada vez más los ejemplos igualitarios y «en positivo» (Sex Education, Euphoria, Suc de síndria). Abuso de nuevo de las comillas en tanto que en verdad considero que «todo está bien», también conocer y disfrutar del lado digamos oscuro.

En cualquier caso, sí encuentro interesante que el relato en torno a la práctica de la masturbación se diversifique, así como que podamos hablar de ella entre unas y otres/os, con y sin virus, y agradezco mucho a creadoras de cambio como Joycelyn Elders y otras tantas que nos han antecedido, que abrieran camino en el pasado para que la educación y cultura sexual sea parte de las agendas, y a quienes hoy en día siguen facilitándolo, entre ellas mis compas OD, ¡ea!
Ofelia Elica Oliva López.
