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Cuando ‘Rafiki’ signifique ‘amor’

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mayo 31, 2020 por _slowlife_

La primera vez que supe de Rafiki fue por casualidad. Era marzo de 2019 y, como siempre, me encontraba saltando de tema en tema en Instagram hasta que, de repente ¡FCAT!

¿FCAT? Si, Festival de Cine Africano que tiene lugar entre Tarifa y Tánger organizado por Al Tarab, asociación sin ánimo de lucro que promueve y difunde cultura africana entre España y América Latina.

Foto: @jebetn_

Fue amor a primera vista. Seguí todo lo que pude a través de las redes. Y así fue también, a través de las redes, como he sabido que Rafiki era uno de los títulos que durante tres días [23-25 mayo] se ofrecían en abierto por el Día de África.  El ciclo de  Cine África Vive ha estado organizado por Casa África en colaboración con el FCAT y el apoyo de la AMAC (Asociación de Mujeres Africanas de Canarias) y la FAAC (Federación de Asociaciones Africanas de Canarias).

¡No podía dejar pasar la oportunidad! Seguramente os estaréis preguntando ¿Por qué Rafiki? ¿Qué tiene Rafiki de emocionante? Sinceramente, hasta que no la vi no lo supe. Al principio fue sólo un pálpito, de esos que sientes cuando conoces por primera vez a una persona y te dices a ti misma que podrías enamorarte de ella.

Y así fue.

Cuando la terminé de ver sentí unas ganas irrefrenables de celebrarla y compartirla, como cuando te enamoras. ¡Esa alegría, esa emoción, esos nervios! ¿Habrían sentido otras personas lo mismo que yo al verla?.

Empecé a buscar sobre la película y la directora a través de artículos y entrevistas. Entonces comprendí por qué había tenido esa sensación.

En una entrevista, Wanuri Kahiu, declaró que en ‘Rafiki’ quería mostrar “el proceso del enamoramiento”, todo lo que tiene que ver con lo sutil, la ternura, las miradas. Y así, va ejerciendo su magia mientras la historia de amor entre las protagonistas progresa, hasta un punto en el que, al final, somos nosotras mismas quienes tenemos la sensación de habernos enamorado de ella, con ellas.

La directora ha declarado en entrevistas que quería hacer una historia de amor, a la africana. Y mientras nuestra mirada europea cree entrever en la rivalidad entre las familias de pertenencia de las protagonistas una adaptación de Romeo y Julieta de W. Shakespeare, lo cierto es que la historia es una adaptación de un cuento africano de 2007, Jambula Tree (Monica Arac de Nyeco). De esta manera, nos encontramos, como en ese cuento africano,  con dos familias enfrentadas y el amor de dos mujeres: Kena y Kifi.

 En un primer momento, podemos pensar que la oposición entre ambas tiene que ver con la competencia entre sus familias: ambos padres se presentan como candidatos rivales en una campaña política. Pero más allá de eso, detrás de esa construcción dual de ambas familias, Wanuri Kahiu nos podría estar hablando de algo más profundo y presente en la herencia de Kenia. La herencia propiamente africana en convivencia con la colonial como antigua colonia británica.

Así, mientras el mundo de Kena hablan en Suajili -y en inglés- la familia de Kifi sólo en inglés. Por otro lado, el mundo de Kena se construye con referencias africanas en la indumentaria, mientras que la de Kifi nos presenta otros códigos. La propia directora ha hablado de esta intención de mostrarlas en una aparente oposición que se irá matizando y suavizando a lo largo de la película. Los colores y la ropa, y ellas mismas, cada vez mostrarán más similitudes entre sí. ¿Representará el amor entre Kena y Kifi el futuro que quiere para África?

El futuro sería el otro gran tema de la película. Es por ello que el trabajo artístico de Wanuri Kahiu se inscribe en la corriente artística del afrofuturismo. La experimentación, así como la unión de dos temas centrales “raza”-“género” y ciencia ficción, hacen que la propuesta tenga una mirada hacia delante, hacia lo que está por venir. Una mirada hacia la creación de referentes propios africanos que les permita hablar de sí mismos ‘sin intermediación de otros (y aquí ‘otros’ somos los/as europeos/as).

La voz crítica de Wanuri Kahiu sobre un futuro propio para África le ha llevado a cuestionar el trabajo de algunas ONGs que estereotipan la imaginario de África como “decadente, triste o rota”. Para la directora de ‘Rafiki’ el riesgo de esto para la expresión artística es que sólo sean financiables proyectos que se alineen con esa visión.

Por oposición a ese imaginario de África, que es vista desde fuera y la estereotipa, Wanuri Kahiu forma parte de un movimiento artístico conocido como Afro Bubble Gum.

La artista describió el movimiento en una charla TEDx de 2017 como “fun, fierce, and frivolous”. Tan frívolo como el chicle, pero africano. “We believe that Africa is joyful and full of pride and respect and hope”.

Gran parte de la estética de ‘Rafiki’ serían definibles como Afro Bubble Gum, y para ello otras mujeres africanas han formado parte de la creación artística de la misma. Muthoni Drummer Queen , ha compuesto dos de las principales canciones , Suzie Norma y I’m feeling itEl trabajo artístico de la película ha correspondido a Jabet Naava responsable de los collages de la intro.

El resultado, sorprendente, colorido, vibrante y esperanzador. Como cuando tiene lugar la escena en la que por primera vez ambas hablan “al margen de las miradas de los demás» y confiesan sus deseos.  En ella Ziki expresa que quiere viajar y mostrarse al mundo: “hola, soy de Kenia, de África” .  Y Kena responde: “Ellos no se imaginan que eres así”.

Así es como la directora quiere construir nuevos imaginarios sobre África pero sobre la mujer africana también. Durante la película los trabajos de las mujeres que se muestran son trabajos tradicionalmente “feminizados”, por ejemplo, vendedora, maestra -madre de Kena-, o enfermera, como quiere ser Kena. “¿Enfermera? -responderá Kifi ¡puedes ser lo que quieras! ¡Puedes ser médico si quieres!.

Avanzando en la misma escena, se produce otro de los momentos mágicos de la película, cuando entrecruzan sus dedos bajo la promesa de “ser real” . Al principio se nos pasa por alto todo lo que se esconde bajo la brevedad de las palabras y la inocencia con que es dicha acompañada de ese pacto adolescente. Parecería que no quieren ser como los adultos, como sus padres inmersos en política. Pero si hacemos ‘zoom’, «ser real» significaría tener voz propia si hablamos de África. Mientras que si hablamos del amor de las protagonistas sería «que sea posible».

Llegados a este momento toca hablar de la homofobia y lesbofobia a la que se enfrentan las protagonistas -y otro personaje masculino que no habla en ningún momento.

Porque si nos situamos en la trama de nuevo, la pregunta que nos está lanzando es ¿Hasta dónde estarías dispuesta a arriesgar por amor?.  Lo que las protagonistas descubren cuando se han enamorado es que ese amor que sienten la una por la otra pone en juego su seguridad personal -y la de sus familias.

Son constantes las referencias a la religión, o a la comunidad religiosa, como controladora de las vidas de los personajes. La religión se sitúa en el centro y establece el sistema de valores de la comunidad. Nos suena, ¿verdad?. La crítica que subyace por parte de la directora es a que ese sistema de creencias colonial fue impuesto, “antes de ellos no había homosexualidad en África”. De hecho, en algunas regiones de Kenia está permitido el matrimonio entre dos mujeres. A grandes rasgos, se trata de casos de herencias y de mujeres que no han tenido nunca hijos. Bajo esa circunstancia la mujer toma el rol “masculino” de procuradora de sustento y hogar a una mujer más joven, a la cual se pedirá que tenga una pareja sexual para quedarse embarazada. De esta manera, se garantiza heredero.

Sin embargo, lo que podemos pensar que no hay en esos matrimonios es: amor, como el que relata ‘Rafiki’.

En Kenia existen leyes que criminalizan la homosexualidad. En el artículo 45 de la Constitución de Kenia (2010) define el matrimonio “como la relación entre personas del sexo contrario” En Código Penal, en las secciones 162, 163 y 165 criminalizan el comportamiento homosexual, no reconociendo las relaciones sexuales entre parejas del mismo sexo.

Existiendo pena de cárcel de hasta 14 años.

En este contexto, el censor de Kenia (Kenian Film Classification Board-KFCB), Ezequiel Mutua, prohibió su estreno en abril de 2018, a través de una carta, argumentando, entre otras cuestiones, que la película:

Contiene escenas homosexuales que van contra de ley, la cultura y los valores morales de los keniatas. De hecho, consideramos que la intención de esta historia es legitimar el lesbianismo en Kenia”

El objetivo de la película es claramente normalizar la homosexualidad en Kenia y el mensaje de la historia es celebrar la resiliencia de las jóvenes lesbianas”

En el mismo texto remitido por el KFCB se ofrece la posibilidad a Wanuri Kahiu de quitar ese contenido de manera que no contenga elementos que puedan ser censurables, instándole a devolver la cinta para su recalificación. En plazo que se dio estaba entre el 18 y el 25 de abril de 2018. Sobre lo que contesta:

Hace dos días recibimos la comunicación de Ms Kahiu requiriendo que se mantuviera la censura sobre la versión original”

Lo único que consiguió Wanuri Kahiu fue que se proyectase puntualmente la película en un cine de Nairobi. Nuevamente la directora llevó el caso ante la justicia Keniata. La resolución de mantener la prohibición de la película en Kenia se hizo pública el pasado 29 de abril de 2020.

A pesar de la sentencia Wanuri Kahiu ha declarado que volverá a llevar el caso ante la justicia porque “el caso no es ya sobre Rafiki. El caso es sobre la libertad de expresión”. Toda esta situación está llevando a que la directora empiece a ser considerada como activista pro derechos LGTBIQ.

Para finalizar, resaltar el mensaje de esta imagen que como una ráfaga pasa desapercibida ante nuestros ojos en la introducción de la película.

No tengo otro Dios más que tú. Tú has hecho lo que ningún hombre ha hecho. Tú harás lo que ningún hombre puede hacer”

Podría, sin duda, resumir perfectamente ‘Rafiki’: El amor como valor principal que rija las relaciones entre las personas, y las sociedades.

Ojalá un día en que esta película de amor pueda ser vista sin censura. Ojalá muchas personas, en lugar de ‘RAFIKI’ que significa «amiga/o» pudiéramos decir “MI AMOR”. Y Ojalá África siga construyendo imaginarios y referentes tan maravillosos y necesarios como los que aporta Wanuri Kahiu en esta película.

Entre tanto, seguiremos deseando un futuro en el que, tanto “el Amor” como África, puedan disfrutar de la ‘libertad de ser’, sin juicios ni valoraciones de miradas externas.

Marián García-Campero Corona

Deseando leer en prensa que ‘Rafiki’ gana la batalla a la censura”

Día de África

Un 25 de mayo nació la actual Unión Africana, conformada por 55 Estados del Continente. De entre sus objetivos, y alineados con las ideas de la unidad y solidaridad entre sus miembros, destacan: la cooperación internacional en el marco de la ONU, coordinar la cooperación al desarrollo y eliminar los vestigios del período colonial.

Algunas referencias más: 

FCAT 2020:  Ha sido pospuesto este año por la situación del Covid’19.

Trailer de la película

Twitter de la película

La película se puede disfrutar en alquiler o compra en Amazon

2 pensamientos en “Cuando ‘Rafiki’ signifique ‘amor’

  1. Orestes Prieto dice:

    Gracias Marián García-Campero Corona. Tras leer estas páginas estoy deseando de ver Rafiki. Y como tú dices yo también; deseando que gane la batalla.
    Gracias

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