Reflexiones fuera del estado de alarma
Deja un comentariojunio 27, 2020 por orbdiv
De no haber vivido recientemente una pandemia mundial con su correspondiente confinamiento y sus fases de desescalada, de no haber abandonado tan recientemente el estado de alarma, probablemente en la noche de San Juan, el pasado 23 de junio, en lugar de frente a una pantalla disfrutando de las compañeras chilenas que tanto de sus vidas y sus orígenes nos han compartido, estaríamos haciendo un akelarre, con sus hechizos y conjuros, e incluso con alguna hoguera, pidiendo a esta noche mágica que nos ayude a liberarnos de aquello de lo que no somos capaces de soltarnos por nosotras mismas. Algo que hacemos constantemente de muchos otros modos mucho menos visibles.
Pero el destino (ése que podemos cambiar con nuestras acciones aunque parezca que esté escrito) tenía otros planes para ese día, igual que los ha tenido para los meses que llevamos vividos en este 2020 que para mí, personalmente, está siendo casi como toda una vida (pero ése es otro asunto).
De todo esto de la pandemia y el confinamiento, con su consiguiente estado de alarma y su nueva (a)normalidad yo saco dos enseñanzas:
– La primera es que no podemos tener expectativas con casi nada, porque casi todo puede salir de otro modo.
– La segunda que casi todas las situaciones que atravesamos en la vida nos darán algo positivo y algo negativo.
Estar confinadas ha sido duro para todas (para unas más que para otras, sin duda) y con ello hemos tenido muchas cosas negativas en nuestra vida: aislamiento social, miedo, incertidumbre… Pero también nos ha permitido ser conscientes de las ventajas con las que contamos en nuestra época para que podamos conectar con personas con las que en nuestro día a día no lo haríamos y compartir nuestras vidas, nuestras luchas, nuestros ideales.
El avance de la tecnología nos ha permitido ampliar nuestras redes de apoyo en una situación de auténtica soledad física algo que, en mi caso, me ha ayudado a sobrellevar las circunstancias, aunque en ocasiones también me haya generado una pizca de ansiedad, llegando a dejarme por momentos paralizada y sin energía. ¡Qué paradoja esto de que una misma cosa te de energía para superar una situación y a la vez sea capaz de quitártela, ¿no?!
¡Anda! Va a resultar que las enseñanzas no eran dos, sino tres:
– La vida es una constante contradicción.
Sí, porque si cada una de vosotras que estáis leyendo, os paráis a pensar en una situación concreta, en un hecho vivenciado, en una circunstancia que os atraviesa, seguro que podéis reconocer en ello estas tres cuestiones que planteo. Expectativas, sombras y luces, y contradicciones forman parte de nuestras vidas en tanto seres humanos. O bueno, al menos después de la pandemia y de todo esto, es la conclusión a la que yo he llegado.
Así que, como en San Juan no estuvimos juntas, no hicimos un akelarre, no hemos conjurado ni nada similar, después de disfrutar de nuestras compañeras integrantes del Cabildo Stuttgart, CINTA y Red Chile Despertó Internacional contarnos sobre la situación en Chile, me fui a echarme las cartas, a ver si encontrara también en ellas estas enseñanzas, o tal vez a ver si encontrara mi destino o, más bien, él me encontrase a mí…
Virginia González Ventosa