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Una mañana en el País de las Maravillas

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marzo 1, 2021 por orbdiv

La sala principal del Nuevo Teatro Alcalá nos recibía con su linda bóveda y repleta de gente que se reunía para disfrutar de un concierto que, como ya venía avisando la artista en sus redes, estaba pensado de manera exclusiva para este último día de febrero.

Con los logos de Intromúsica y Ochoymedio, así como el nombre del ciclo que han organizado juntos ¡Bravo Madrid!, proyectados en el fondo del escenario y los instrumentos dispuestos a que alguien los hiciera sonar, ya se han podido escuchar los primeros aplausos al ver salir a los músicos que la acompañarían sobre las tablas. La batería ha comenzado a marcar el ritmo y, poco a poco, han ido uniéndose a su sonido el resto de instrumentos hasta que, por fin, con un traje de chaqueta (no sé si soy la única que se pregunta si la ha pintado ella misma) y pantalón corto de tono marrón claro, unos calcetines deportivos que asomaban por sus botas estilo Martens y bien de glitter en los ojos, ha hecho su aparición una de las jóvenes promesas del panorama musical actual de nuestro país que ya venía dando que hablar, sobre todo a través de las redes sociales, desde que lanzase su primer EP Take Off en 2017, después de haberse dado a conocer en IG gracias a sus maravillosas covers. 

Justo con la canción que da nombre a dicho trabajo y ya sentada al piano, Alice Wonder comenzaba desde los primeros acordes a sembrar el silencio de un público que, expectante, esperaba oír esa voz que la caracteriza. Viendo su reflejo en el metacrilato que acogía los sonidos de la batería, bajo una luz azul, terminaba de embaucarnos e irónicamente hacer que ya nadie de quienes estábamos allí pudiéramos quitar nuestros ojos de ella en lo que quedaba por venir.

La versión que después sonaba de Clean up the mess (con un estilo que podría recordar a algunos temas de la banda madrileña Morgan) ponía de manifiesto que probablemente, lo que creíamos conocer de Alice nunca será lo mismo. Con un sonido menos eléctrico (y tal vez con algo más de experimental y arriesgado), como reconocía ella más tarde en su primer saludo, se ha levantado de su piano para cantarnos uno de los temas incluidos en su último EP (Que se joda todo lo demás). Asegurándose de que nadie se vaya (tranquila Alice, queríamos todo contigo hoy), nos ha dejado con una lágrima amenazando saltar en cualquier momento.

Y así, con la huella en el pecho de No te vayas, nos ha llevado al primero de los estrenos de la mañana. Un nuevo tema en el que Alice sale a encontrarnos y generar esa intimidad entre el público y su música. Después, la mezcla de tres guitarras (la suya y las que tocaban Adrián Seijas y Charlie Moreno) y la batería (latiendo de la mano del canario Echedey Molina) tocando Playgame, aunque a veces parecía descompasada, demostraba que lo que estábamos viendo allí era un juego con mucho amor al que no se puede jugar solo.

Cuando Alice ha vuelto al piano y ha comenzado a sonar una especie de aullido envolvente ya se sentía venir el despegue emocional que a continuación nos esperaba con Corazón mármol, tema cuyo vídeo oficial (un plano fijo en el que puede verse la calle desde una ventana y cómo se proyecta la letra sobre un edificio, realizado por Martina Hache, Miquel Bixquert y la propia artista multidisciplinar que hoy nos tocaba) se estrenaba en Youtube el mismo día que se anunciaba desde La Moncloa que a partir del lunes siguiente casi el 70% de la población Española pasaría a la fase 2 después de aquel largo confinamiento que nos tocó vivir en 2020. Ambas cosas nos hicieron emocionarnos ese día a más de una, pero no tanto como conocer ¿Quién soy? con un inicio a capella y una percusión sobre el piano de Alice con la que los músicos de la banda la han acompañado haciendo que nos dieran ganar de saltar y caer con ella.

Con la intensidad de alto nivel a las que nos tiene acostumbradas, ha invitado a Rayden al escenario con quien hace unos meses sacaba El mejor de tus errores. Aunque a éste se le ha notado algo más apagado que en otras ocasiones (seguro que algo tiene que ver el cansancio y los nervios por su próximo lanzamiento Homónimo), han ido, despacio, metiéndonos en la canción que ha termina con un abrazo de ambos que, de nuevo, nos muestra, que cuando hay más unión y menos competitividad (en el mundo en general y en el del espectáculo en particular) se pueden crear cosas que son para echar en falta cuando no se dan.

En este punto, el público se ha animado a gritarle algunas cosas, sobre todo desde los palcos, cuando nuestra artista se ha quedado sola sobre las tablas del teatro, a lo que ella ha respondido un “no oigo na” sincero, cotidiano y cercano, como suele relacionarse con quienes la siguen en redes y van a sus conciertos. Y así, con esa humildad y cercanía, se ha iluminado la bola central del teatro creando un universo que, intuyo por la exclamación que ha exhalado la gente que veía cómo cambiaba todo pero también porque así lo he sentido yo, nos ha puesto el corazón a dar vueltas mientras nos regaba con su voz, su guitarra y un silencio sepulcral su The world is changing (me).

Cierto es que el mundo nos está cambiando a todes, pero si hay cosas que no deben cambiar son el reconocimiento a aquellas personas que hacen que algo como lo que ha sucedido hoy pueda pasar como los técnicos de sonido y luces, a quiénes ha presentado y dedicado un aplauso (incluso cuando Víctor la ha dejado a oscuras). Con la vuelta de la luz, nos cuenta cómo hace dos años cantó el siguiente tema, la grabaron contando la historia, ese vídeo se hizo medio viral y se dijo a sí misma “hay que hacer este tema y producirlo” y como, finamente, lo sacó en cuarentena (también con un vídeo muy apropiado por los tiempos que nos ha tocado vivir). Ha sido emocionante sentir como al irse acercando la guerra de esta canción, tanto la gente como los músicos han ido generando un ritmo que, claramente, estaba pidiendo paz. Y esta paz y este dejar ir que nos ha dejado Por si apareces ha dado lugar al estreno, tanto en directo como en redes y plataformas, de uno de los nuevos temas que incluye el próximo lanzamiento de la joven O, canción que, como describe Alice “habla de querer buscarle una solución a lo que seguramente solo tiene un final” y menudo final en falsete que nos ha hecho ella y que ha sido como un susurro en la piel y una caricia en el alma.

Era el momento de volver al piano para correr y no mirar atrás con Run run en una versión mucho más trabajada musicalmente y mucho más envolvente para el espacio que hoy tenía la banda. Y las consecuencias de esta estrategia de versionar sus propias canciones y experimentar con ellas, aunque en ocasiones les hayan llevado a tener fallos técnicos o rítmicos, han sido maravillas como esa voz tan característica suya transformada con un tratamiento que recordaba a lo virtual, la ciencia ficción y los mundos que plantean los actuales medios de comunicación y las nuevas formas de relacionarnos, cantándonos, de nuevo a capella, Strategy.

Ya nos había demostrado esta polifacética artista que le gustaba jugar cuando nos ha dicho eso de “pues vamos a jugar del todo” y se ha lanzado a versionar Vete de Bad Bunny mientras nos bailaba. Creo que todes: sus músicos, a quienes aprovechaba para presentarnos, su productora Infarto, sus amistades y el resto de quienes llenábamos ese teatro, hemos sido felices y nos hemos divertido.

Sabíamos que estaba llegando el final y ella nos lo advertía a la vez que nos dedicaba I don’t know how un tema compuesto a su madre que habla sobre salir adelante, algo que últimamente nos estamos acostumbrando a hacer con cada cosa que se nos va viniendo. Cuando estábamos encontrando algo de paz en la oscuridad y el vacío que nos había quedado, ha vuelto a salir y desde el público se ha oído un fuerte “te quiero como mi a mi puta alma ya hostia, que no te hace falta ni glitter” que ha hecho que la Wonder respondiese con un “voy a llorar”. No había terminado de hacernos esta confesión cuando ha comenzado a teclear las notas que llevan a ese “vida de mi vida” con que inicia Bajo la piel. No sé si yo era la única que en ese momento se preguntaba “¿a dónde hemos llegado con este nivel de intensidad?”, porque a pesar de lo técnico, de algún despiste, de los nervios de ella y de la banda y de lo que musicalmente o en cuestión de luces pudiera haberse mejorado, lo cierto es que, Alice, hoy nos has rascado un poquito el corazón y nos has hecho dejar de existir por la milésima de un segundo. Así que, gracias por brillas (con o sin glitter) y Que se joda todo lo demás.

vgv

28 de febrero de 2021

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